
Theropithecus gelada, única especie actual de este género de cercopitécido que habita en las Simien Mountains, en Etiopía. © Proyecto Microtextooth – Paleobaboon Research Project
De los bosques a sabanas: los primeros homininos
Hace aproximadamente 4,2 ma encontramos en África a Ardipithecus ramidus, hallado en Aramis (Etiopía). Este hominino presenta adaptaciones a entornos cerrados y vida arborícola, con una dieta frugívora, pero también su coxal (hueso de la pelvis) y fémur revelan adaptaciones a un bipedismo incipiente. Poco después, hacia los 3,5 millones de años, un cambio climático hacia condiciones más áridas redujo la extensión de los bosques y favoreció la aparición progresiva de sabanas. En este entorno encontramos evidencias del género Australopithecus, documentados tanto en el este como en el sur de África. Las primeras evidencias del género Homo datan alrededor de 2,5 ma, en esta misma datación y en los mismos yacimientos también encontramos especímenes del género Paranthropus, mucho más robusto-con dentición molar muy grande y cráneos con inserciones musculares marcadas, entre los que se encuentran P. boisei descubierto por Mary Leakey en Olduvai (Tanzania).
La coexistencia en los mismos yacimientos de Homo y Paranthropus muestra que, a partir de un antepasado común australopiteco, surgieron dos estrategias distintas: robustez frente versatilidad. Sin embargo, hace aproximadamente 1 ma el género Paranthropus desapareció del registro fósil, mientras que las evidencias muestran que Homo emprendería su expansión fuera de África, siguiendo probablemente a grandes migraciones de herbívoros y en busca de nuevos recursos.
Otros compañeros de viaje: los cercopitécidos
Paralelamente a la evolución de nuestro linaje, en los mismos yacimientos, encontramos restos de otros primates: los cercopitécidos, familia a la que pertenecen papiones actuales, los macacos, los geladas y los mandriles. Estos primates compartieron hábitat y presiones ambientales con los homininos, y de hecho su registro fósil es más abundante. Un ejemplo destacado es el género Theropithecus, que aparece hace aproximadamente 4 ma en África oriental. Sus dientes y mandíbulas indican un incremento en la robustez a lo largo del Pleistoceno en relación con el cambio climático.
Theropithecus se expandió hacia el norte y el sur de África, donde encontramos fósiles en el yacimiento de Thomas Quarry I en Casablanca. Hace alrededor de un millón de años experimentó también un out of Africa, igual que Homo. Fuera del continente africano, sus restos son muy escasos: sólo se han encontrado en la India y en la Península Ibérica, concretamente en el yacimiento de Cueva Victoria en Cartagena. Es probable que cercopitécidos y homininos siguiesen las mismas rutas de dispersión, por lo tanto, entender las adaptaciones a la dieta de estos primates nos pueden ofrecer valiosas evidencias para comparar con los homininos.
El macaco de Berbería: un superviviente en Europa
Por otro lado, Macaca sylvanus, el macaco de Berbería es el único representante actual de la familia en Europa, donde sobrevive en Gibraltar. Este primate de origen africano se expandió por Europa durante el Mioceno tardío donde encontramos fósiles en Italia, Francia y la Península Ibérica, llegando incluso hasta Inglaterra y Holanda. Los cambios climáticos del Pleistoceno condujeron a una menor diversificación faunística en Europa, y Macaca fue el único género de primate que sobrevivió siendo, probablemente, la Península Ibérica un refugio hace aproximadamente 200.000 años. Su éxito evolutivo se refleja en su amplia distribución entre Europa y el norte de África.
En la Península Ibérica encontramos el yacimiento de Quibas (Murcia) con, una cronología de entre 1,1 y 0,9 millones de años. Allí se han preservado tantos dientes aislados, fragmentos de mandíbulas y restos postcraneales, los que nos ofrece una de las mejores ventanas a este primate fósil.

La Investigadora Principal, Laura Martínez obteniendo moldes de los molares de Macaca sylvanus en el Museo Paleontológico de Elche (Alicante). Julio del 2025. © Proyecto Microtextooth –Paleobaboon Research Project
El papel del clima en la evolución de homininos y primates
Es evidente que tanto homininos como cercopitécidos estuvieron condicionados por los mismos pulsos climáticos. La desaparición de bosques cerrados, ricos en frutos durante todo el año, condicionó a los grupos de primates a adaptarse a ecosistemas más abiertos y estacionales, donde abundaban los recursos más duros y abrasivos, como gramíneas y tubérculos. Comprender cómo distintos primates confrontaron estos cambios es fundamental para reconstruir su evolución y sus procesos de dispersión. En este contexto surge el proyecto Microtextooth, financiado por la Agencia Estatal de Investigación (PID2020-112963GB-I00) que cuenta con un grupo de investigadores nacionales e internacionales dirigidos por la Dra. Laura M. Martínez Martínez de la Universitat de Barcelona y la ayuda de la Fundación Palarq concedida a la misma investigadora y al Dr. Iván Ramírez Pedraza, del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social.
Microtextooth: los dientes como evidencia de la dieta
Los dientes son, con diferencia, los restos más abundantes y mejor preservados en el registro fósil ya que el esmalte dental es el tejido más mineralizado del cuerpo. Pero, además, conserva una información única en su superficie: microestrías de desgaste causadas por la alimentación.
Durante la masticación los dientes entran en contacto con las partículas abrasivas presentes en el alimento o incorporadas durante su procesado dejando marcas microscópicas en forma de estrías o agujeros en el esmalte. Alimentos con gran cantidad de abrasivos, como los fitolitos presentes en las plantas y otras partículas producen una gran abrasión en el esmalte. En cambio, una alimentación basada en recursos blandos como los frutos, hojas tiernas o carne produce menos estrías. El esmalte se convierte así en un archivo microscópico de lo que cada individuo comió en los últimos días o semanas de su vida.
Analizar esa microtextura nos permite reconstruir la abrasividad de la dieta en distintas especies, y comparar cómo respondieron los homininos y otros primates a los cambios ambientales del Plio-Pleistoceno.

Microscopio confocal de lnstitució Milà i Fontanals (IMF-CSIC) en Barcelona donde se obtienen las fotosimulaciones (A); (B) Molar de Theropithecus oswaldi y (C) Fostosimulación a 20X de T. oswaldi de Cueva Victoria (izquierda) y M.sylvanus de Quibas (derecha). © Proyecto Microtextooth – Paleobaboon Research Project
Una metodología innovadora
El proyecto Microtextooth parte de un enfoque doble. En primer lugar, estudia el microdesgaste en primates actuales de la tribu Papionini, cuyas dietas son bien conocidas. Esto permite establecer un modelo comparativo: cómo la abrasividad de los diferentes recursos se refleja en la superficie del diente.
Con ese modelo, se analizarán después primates fósiles y homininos para comprobar cómo varió la abrasividad de su dieta a lo largo del Plio-Pleistoceno, coincidiendo con los cambios ambientales. Así será posible evaluar, por ejemplo, si las especies con adaptaciones robustas como Theropithecus o Paranthropus explotaron recursos más abrasivos, mientras que linajes más versátiles como Papio o Homo explotaban dietas diversas favoreciendo su expansión y diversificación.
La investigación se basa en el estudio de réplicas dentales de alta resolución obtenidas a partir de los dientes originales conservados en museos e instituciones internacionales. Gracias al convenio con la Fundación Palarq, el estudio incluye además materiales tan significativos como Quibas (Macaca sylvanus) y Cueva Victoria (Theropithecus oswaldi). La colección de réplicas dentales de primates actuales y fósiles, así como de homininos conservada en la Universitat de Barcelona, es hoy una de las más amplias del mundo. Y con ella, Microtextooth está aplicando técnicas novedosas como el análisis 3D mediante microscopía confocal, generación de fotosimulaciones de la superficie del diente y el uso de inteligencia artificial parar seleccionar automáticamente los parámetros más informativos de cada grupo.
El estudio del microdesgaste dental no sólo nos habla de qué tipo de recursos explotaban nuestros ancestros, sino también de cómo afrontaron los desafíos ambientales que marcaron su evolución.
Comparar la historia paralela de homininos y cercopitécidos ofrece una perspectiva inédita: dos linajes que convivieron durante millones de años, enfrentados a los mismos cambios, pero con estrategias adaptativas distintas. Con este estudio, quizás podamos entender mejor por qué unos desaparecieron y nuestros ancestros lograron expandirse por todo el planeta.
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